–¿Qué decías que querías ser cuando eras chica?
–Bailarina. Incluso hice danzas, pero tuve que dejar por un tema de horarios. Eso para mí fue re frustrante. Y después la vida me fue llevando para el lado de la actuación. Estudié teatro, pero de improvisación, no constante. No me va la cosa hippie del teatro, esa cultura de “no te bañás, entonces sos actor”.
–Muchos actores son desinhibidos para actuar, y tímidos en la vida real. ¿Es tu caso?
–No, nunca fui tímida. Pero cuando empecé a trabajar en Chiquititas tuve que controlarme un poco. Por ejemplo, antes iba a un boliche con mis amigas, me subía al escenario, mostraba la raya del culo y me mataba de risa, pero ya no lo podía hacer más porque parecía que quería llamar la atención. Y me fui retrayendo y reprimiendo. Soy más vergonzosa para entablar relaciones, pero cuando entro en confianza no me importa nada. Me gusta divertirme.
–En Doble Vida hiciste escenas muy fuertes. ¿Cómo lo llevaste?
–Para mí el desnudo cuidado no existe, más allá de que te hagan ver divina, sin un gramo de celulitis, ja, ja. Lo que hice en Doble Vida me gustó porque fue un desafío actoral y personal. Después, que la gente vea lo que quiera ver. A mí me divirtió, porque mi personaje podía decir cualquier barbaridad, no le importaba nada. Yo tenía mucho de ese personaje… sacando que era prostituta, ja, ja.
–¿Estás de novia?
–Sí, hace 7 años, con Mauro Scandolari. Lo conocí en Chiquititas: él era asistente de producción. Yo tenía 16 años y él 21 años. En esa época se re notaba la diferencia de edad porque no hacíamos las mismas cosas. Por eso a los 5 meses nos separamos, y al año siguiente volvimos a salir.
–¿Cómo tomó tu novio tu trabajo en Doble Vida?
–¿La verdad? Muy mal, al igual que mi familia. Mi viejo lloraba porque la hija aparecía en bolas. Incluso mi hermano, que es muy compinche mío, no le caía nada bien lo que hacía. Menos yo, estaban todos tristes… Y mi novio llegó a pedirme que no hiciera las escenas fuertes, pero yo siempre soy la contra. Me decís “no hagas esto”, y lo hago peor.
–¿Cómo te imaginás la convivencia en la Casa de GH Famosos?
–Mirá, yo soy súper relajada, pero no me gusta que me hinchen. Siempre me vas a ver con la mejor onda, pero si me cansan y te tengo que frenar el carro por algún motivo, te lo voy a frenar. No soy de hablar mal de las personas, no me interesa. Y no me van los que te están pinchando para que pase algo.
–¿Pensaste alguna estrategia?
–No. Simplemente tratar de aguantar lo más que pueda. Quiero llegar a la final y ganar. Y con los 100.000 pesos levantaría la hipoteca de la casa que tengo con mi novio en Los Polvorines. ¡Si llego a ganar me voy corriendo hasta el Obelisco!
–¿Tu familia quería que entraras a GH?
–Mi tía está súper emocionada. Ella fue la que me dijo que aceptara. En cambio mi vieja al principio no quería. En realidad eran pocos los que lo aceptaban. Y pensándolo bien tenían algo de razón, porque yo hago otra cosa en mi vida, y es como que en algún punto la estoy pifiando. Pero por otro lado me divierte vivir la experiencia.
–¿Por qué sentís que la estás pifiando?
–Porque una se expone al maltrato gratuito, a que te critiquen y te deliren de mala manera… Pero bueno, ya que estamos en el baile, bailemos.
1 comentario:
muy buena entrevista, me gustó mucho, muy sincera.
Senderos Gran Canaria
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