Dice que siempre fue así. Tranquila, solitaria, introvertida. Dice que necesitaba más tiempo para unirse al grupo, pero que no se lo dieron. Dice que en la casa de Gran Hermano Famosos se mostró tal cual es en su hogar de Rosario, pero que el resto de los integrantes están pendientes de las cámaras. Dice que nunca nadie le planteó cara a cara la preocupación por su aislamiento, y que recién se acercaron a ella tras nominarla casi unánimemente, “con una importante dosis de culpa encima”. Amalia Granata dice eso y mucho más de su breve –pero intenso– paso por la Casa. Pero será momento de detenerse en lo que todavía no dijo. En los motivos de su temor a relacionarse con los demás. Algo había dejado entrever cuando en una charla de living comentó que en el último tiempo “hubo varias personas que me traicionaron, y eso me hizo desconfiar mucho de la gente”. Quizá se refería a Alejandra Iribarren, su ex representante en Chile (en donde Amalia vivió durante el año pasado), con quien terminó su relación abruptamente luego de una profunda amistad. Llegó la hora de preguntárselo.
–¿Te referías a tu ex manager?
–Sí, el de ella fue el caso que más me dolió, porque nos habíamos hecho muy amigas, y confiaba plenamente. Pero me terminó robando plata y hasta contando públicamente cosas privadas de mi vida.
–¿Y por qué lo hizo?
–Habría que preguntárselo a ella. Los problemas empezaron cuando comencé a salir con Marcelo (Díaz, diputado chileno). Ella tenía reacciones ilógicas, como ataques de celos. Al principio pensé que eran escenas típicas entre amigas, pero después sospeché que su sentimiento iba más allá de una amistad. Y todo se rompió cuando le pedí la liquidación del dinero que me correspondía por mis trabajos, porque me tenía que ir a Disney con mi sobrino, y me dejó un papel en mi casa que decía: “Amalia le debe a su manager… tanta plata”. Increíble. ¡Yo le debía a ella! De ahí en más nunca volvimos a hablar. Y al tiempo salió por los medios a contar mi relación con Marcelo de manera escandalosa, diciendo que nos veíamos a escondidas, cosa que es mentira. Pero ella sabía que si eso salía a la luz, atentaba contra la unión de la pareja, porque a él se le iba a hacer muy difícil soportar la presión de la prensa. Y por ese motivo tuvimos que separarnos.
–¿Vos creés que tu manager se enamoró de vos?
–Y… ella tenía una relación enfermiza conmigo. Una vez llegó a mandarme un mensaje de texto que decía “cuanto más me odies, más te voy a amar”. Es evidente que algo le pasaba conmigo.
–¿Y con el diputado chileno ya no hay posibilidades de reconciliación?
–No. Hoy por hoy tengo una relación de excelente amistad con él. Yo sé que va a estar siempre, y viceversa. Pero como pareja es una historia terminada, y los dos somos conscientes de eso.
–El intento de suicidio mezclando barbitúricos con champán, ¿fue por la ruptura?
–No. El motivo principal fue que yo no había terminado de asimilar la pérdida de mi padre, hace 9 años, y lo venía tapando y tapando. Lo que me pasó con mi manager y mi separación de Marcelo profundizaron un poco más mi depresión, pero no fueron detonantes.
–¿Realmente querías matarte?
–No, para nada. Lo hice como una manera inconsciente de querer llamarme la atención a mí y a mi familia, pero nunca tuve ganas de morirme. Era como que quería dormir una semana seguida, y al levantarme que se hayan solucionado todos los problemas. Amalia hoy. Después de aquella mezcla casi fatal que terminó con su internación en la Clínica Los Condes, de Chile, Amalia decidió bajar varios cambios en su vida. La exposición que le había dado su publicitado affaire con Robbie Williams (a quien reconoce que volvió a ver en octubre, en Beverly Hills), se había convertido en una tortura para ella. Por eso retornó a su Rosario natal, en donde encontró la tranquilidad junto a su madre y su hermana.
–¿En qué andabas cuando te llegó la oportunidad de entrar a Gran Hermano Famosos?
–Tenía pensado irme a Dinamarca a prepararme para un voluntariado de seis meses en las poblaciones más pobres del Africa, a ayudar como maestra, enfermera, etcétera.
–Un cambio muy radical en tu vida…
–No tanto. Yo en Chile ya venía haciendo esas cosas en una fundación que ayuda a chicos con cáncer. Iba a los hospitales y me disfrazaba de payaso, pero la prensa nunca se enteró, porque a mí no me interesaba sacar provecho mediático de eso.
–¿Y todavía tenés pensado irte al Africa?
–Sí, obvio. Esa idea siempre está en mi cabeza…
1 comentario:
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